balada de las necesidades

hch-badajoz-joker HCH 18 / Septiembre 2017

balada de las necesidades, por Juan Guillermo Tejeda

fui en vida Emile Cioran
apóstol de la desesperación
pude haberme quitado la vida muchas veces
pero vine a morir anciano, en un asilo
y con mucha calma

nacido al pie de los Cárpatos, mi infancia fue dichosa
entre los almendros en flor y los colores del jardín de mi casa

en aquella aldea que llevé siempre conmigo
a los siete años mis padres me pusieron en un carro
y de pronto estuvimos en la ciudad, ante un enorme edificio
y allí me dejaron con una maleta
yo estaba inmovilizado

logré ser un estudiante retraído, de pelo insolente
frecuenté los prostíbulos junto a mis compañeros
sobre todo después de haber leído a Otto Weininger
él me hizo una impresión tan atroz sobre las mujeres
dijo con tal claridad lo que yo ya sabía
que decidí evitar todo sentimiento y jamás enamorarme

mis pupilas claras y tiernas, hundidas en la crueldad, sin embargo, las atraían,
a mí me interesaba más en ese tiempo
la lucha de los humanos
en contra de los humanos y quise ser nacionalista
maravillosos correajes de los uniformes, hermosas
experiencias de multitudes, exterminios y perfeccionamientos
siempre fui un esencialista

jamás tuve un hogar, viví en buhardillas y hoteles penosos,
pero sí una compañera, y mucho amor
amé a Beckett, el yerno de Joyce, exiliado como yo en un París
esplendoroso

¿cómo afrontar solitario esta casualidad que es existir?
yo sólo miraba los detalles
el hombre es un ser necesitado
arrojado a la desesperación
facultado para conversar con un dios que se niega a conversar
por eso amo y detesto la necesidad
somos nada y vamos a la nada
del todo innecesarios, nuestra existencia es ir de necesidad
en necesidad

yo quise bordar mi soberbia
disminuyendo al máximo mis necesidades
contentarme con lo mínimo: un contrapunto de Bach,
una noche encendida de insomnio,
un comentario con la verdulera
no necesitar nada, no ser nada, y sin embargo fui, conchetumadre
uno de los rumanos más célebres de mi tiempo
bordeando el Nobel con mis breviarios de podredumbre
un filósofo no filósofo
un lector de los clásicos, un connaisseur de la gran cultura francesa

fui menudo, tan hermoso de cara que alguna vez
una mujer al cruzarse conmigo en la calle lanzó un grito de admiración y dolor
tan modesto, que a mis funerales
acudieron los más encopetados e importantes
de los mortales
necesitados
y arrojados, como yo
a la oscuridad del tiempo

GUI-ANTONIA-ITAY Juan Guillermo Tejeda, Santiago de Chile, 2017

Extracto de Stardust. Edición privada de 2 ejemplares publicada por Putin Brothers Editores (Tumblr / Facebook)

Más artículos de Juan Guillermo Tejeda en el rincón de Juan Guillermo