Por qué escribí Alrededor de los libros (una suerte de manifiesto)

HCH 3 / Marzo 2015

Por qué escribí Alrededor de los libros (una suerte de manifiesto), por David Cerdá

Cuando has escrito desde siempre y entrevés la posibilidad de publicar por primera vez, son muchas las inquietudes que luchan por imponerse y ocupar ese extraordinario espacio tachonado de letras que en esta ocasión otros leerán. Has razonado y has tratado de expresarte sobre muchas cosas: ¿qué escoger para un debut? ¿Con qué conseguirás atraer la atención, estimular quizás, enganchar en el mejor de los casos, de modo que te postules para una segunda oportunidad? Porque de lo poco que estuve seguro desde el principio era de mis intenciones editoriales: embaucar a unos cuantos con una mercancía atractiva para que me pidieran un poco más.

Conocía —algo es algo— la meta, pero no tenía la menor pista sobre cómo llegar. Se me ocurrió entonces que podría hacer una declaración de principios. ¿Qué clase de filosofía me gustaría poder encontrar ahí afuera? Como lector compulsivo, tenía mucha información sobre lo que no abundaba, sobre la clase de libros que, por estar por escribir, quizá sean los únicos que merezca la pena que intente crear. Concibo la filosofía como una pasión, un arte de vida y una forma de andar por el mundo; la he gozado desde hace decenios y me gustaría compartirla. ¿Cómo podría yo contribuir a que el amor por la sabiduría vuelva a ser —relativamente— popular?

A la filosofía le ha ocurrido lo que a la llamada música clásica: que en los últimos tiempos perdió la melodía, se convirtió en refugio técnico de académicos y en refinado desvelo de culturetas, y a su público, que somos todos, le dejó de interesar. No es de extrañar: se nos ha venido encima un aluvión de fenomenólogos y hermeneutas y existencialistas que, en su mayoría, escriben para sí mismos en jerigonzas arcanas casi imposibles de descifrar.

De modo que eso es lo que quería: una filosofía escrita que fuese amable, divertida y fascinante, pero a un tiempo, rigurosa, literariamente digna y sustancial. Es lo que pretenden los tres ensayos que componen la obra: “Alrededor de los libros” (que se pregunta por lo que nos aportan estos), “Desmontando trampas” (un breve y dicharachero paseo por el mundo de las falacias) y “Molon Labe (una meditación sobre la muerte, el coraje y algunas cosas más). Son travesías breves que buscan la complicidad de un lector que seguramente solo puede dedicarme un par de horas, a ratos, mientras aguarda el autobús, que se ponga al sol en una playa o a que los niños salgan de la última clase extraescolar.

El veredicto sobre si conseguí lo que me proponía corresponde ahora al insobornable mercado. Me hago cargo de que ese examen, puesto que el libro tiene un solo mes de vida, está por pasar. Mientras tanto sigo urdiendo nuevos ensayos cuajados de historias y reflexiones propias sazonadas con los autores que más me gustan, y lo hago sin quitar ojo a la que será mi intención como escritor ahora y siempre: entretener a quien me lee mientras le invito a pensar. A la espera sin descanso de una segunda oportunidad.

David Cerdá, Sevilla, 27 de febrero de 2015